La dulce espera, ¿puede haber un
momento más importante en la vida de una mujer? Ahora, mientras ese nuevo
miembro de la familia llega, tienes que ponerte en forma para cuidar tu salud y
para fortalecerte pensando en el momento del alumbramiento, no todo puede ser
descanso y antojos. Si siempre has sido una mujer activa entonces no tendrás
problema en comenzar alguna rutina de ejercicios; si, por el contrario, nunca
has sido muy dada a la actividad física entonces es un buen momento para empezar.
No es por mero capricho; está
comprobado que el ejercicio en mujeres embarazadas les aporta importantes
beneficios. Para empezar, les ayuda a tener
un parto más rápido; según las investigaciones, la preparación física
acelera el parto hasta en tres horas. De acuerdo con el sitio http://www.elmundo.es,
los ejercicios que trabajan los músculos de la pelvis reducen el riesgo de un
parto extendido y doloroso, además, esta clase de entrenamiento ayuda a prevenir
la incontinencia urinaria. Si estás en buenas condiciones físicas, vas a
enfrentar mucho mejor todo el esfuerzo físico que significa el dar a luz a un
nuevo ser, empujarás con más eficacia, te cansarás menos y las posibilidades de
cesárea disminuyen, sin mencionar que el riesgo de un parto prematuro
desaparece casi que por completo.
Lógicamente, tampoco te tienes
que desbocar para hacer ejercicio, y menos si no estás tan acostumbrada. No
necesitas realizar complicadas rutinas para cuidar de ti y del bebé que viene
en camino, muchas de las actividades que te proponemos seguramente ya las
venías practicando con antelación. El ejercicio, además de ayudarte a ti a
estar en forma y de prepararte para la “hora cero” ayuda a mantener estable el
peso de la criatura que descansa en tus entrañas (lee nuestro artículo sobre los alimentos que debe evitar una madre enestado de lactancia). De tu estado físico va a depender el tipo de
entrenamiento que vayas a realizar; puedes considerar las siguientes
actividades para empezar a fortalecerte:
Sal a caminar
Veinte minutos de caminata a paso
ligero te ayudará a estar en forma. No tiene que ser todos los días, dos o tres
veces por semana es suficiente para empezar. No te sobreexijas demasiado, el objetivo
no es que termines exhausta. Recuerda siempre hidratarte mientras realizas tu
marcha.
Natación
Considerado como el ejercicio por
excelencia, la natación hace que trabajemos varios músculos al mismo tiempo. El
pasar tiempo en el agua ayuda a que nuestras articulaciones se relajen. Trata
de hacer cinco minutos de calentamiento antes y otros cinco después; lleva
siempre un ritmo moderado; según tu estado físico, puedes variar los niveles de
intensidad. Recuerda tomar bastante agua.
Practica yoga
El yoga te brinda ventajas, tanto
físicas como emocionales, en tu periodo de embarazo. Existen distintos niveles
que se ajustan a las mujeres en cinta; asesórate con un experto en cuanto a las
mejores posturas para tu condición.
Pilates, otra opción
Esta práctica te puede hacer
experimentar un renovado vigor mental y físico. Aprendes a equilibrar y
controlar tu cuerpo y tu mente a la vez que va fortaleciendo la densidad de los
huesos, te ayuda a mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y la postura. Como
ves, es una actividad muy completa.
Sal a montar en bici
No importa si decides salir a dar
paseos en tu caballito de acero o si prefieres la bicicleta estática, el constante
pedaleo te brinda muchos beneficios. Comienza con un ritmo pausado mientras vas
calentando, unos 10 minutos está bien. Ve
incrementando poco a poco la intensidad en los próximos 20 o 30 minutos, y luego
ve enfriándote lentamente disminuyendo la fuerza de tu pedalear en los cinco
minutos finales. Este ejercicio e para que te sientas relajada, no para que te
fatigues, por eso ve siempre a tu propio ritmo, no estás en una competencia.
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